Cada generación académica es importante y algunas tienen -además- la suerte de coincidir con fechas emblemáticas, ése es el caso de nuestra generación, la de los Amigos de Río Hondo.
Una generación en debate permanente, lo mismo en la discusión escolar, que en los tiempos de la opinión y la dinámica estudiantil. Una generación diversa en sus interpretaciones del mundo y del país, en las rutas a seguir y los espacios en los cuales actuar. Una generación que décadas después sigue coincidiendo, compitiendo, contrastando, construyendo en distintas esferas y, sobre todo, concibiéndose como una comunidad tenue, pero identificable y coherente.
Esas coincidencias y esa idea de que pertenecemos juntos, que algo quizá intangible -pero muy real- nos une alrededor del ITAM y de un momento de vida, es lo que llevó al nacimiento de esta beca. Una beca que se materializó desde el debate lúdico, anecdótico y, a veces, estricto y aguerrido de un foro electrónico en nuestros teléfonos; no podría ser de otra forma.
Nos enorgullece que en el terreno más informal y menos regulado de un chat, haya surgido una iniciativa formal y regulada que nos compromete a todos. Lo hacemos porque a décadas de distancia nos consta que el ITAM nos cambió la vida, y parece que fue para bien. Lo hacemos porque los que somos Amigos de Río Hondo no hemos claudicado en la quizá peregrina idea de que nuestro país puede y debe cambiar una persona a la vez.
Hacer posible el ITAM para quienes parece inalcanzable puede cambiar su historia como cambió la nuestra. Ésa es nuestra intención, nuestra identidad, nuestras ganas de aportar y seguir siendo Amigos de Río Hondo.